Enrique Platero Riet (1950 – 1972)

Nació 21 de julio 1950, en el año del triunfo del Maracaná. Según su mamá, al nacer parecía un niño de tres meses, era muy grande. De niño se portaba bien y a medida que fue creciendo se convirtió en un “quiet men”, como le gustaba llamarlo a su madre. Era una persona tranquila, un poco parca, seria, pero las cosas le conmovían. Tenía un grupo grande de amigos del Colegio Stella Maris. Él vivía en casa de sus amigos y sus amigos en su casa, en el barrio de Carrasco. Era muy buen jugador de rugby, aunque también le gustaba el fútbol. Era grande y fuerte, y era el primero de tres hermanos varones. Otro de sus intereses era leer; muchas veces su mamá pensaba que estaba estudiando y en vez de libros de estudio tenía novelas o cuentos en el escritorio. El último libro que leyó fue Los grandes Iniciados, de Edouard Shuré. Su pasión por la lectura provenía probablemente de su infancia, cuando sus padres le inventaban cuentos al momento de dormir. Antes del accidente, Enrique era una persona sumamente feliz que disfrutaba junto a su novia, su familia y sus amigos. No era un gran estudiante pero le gustaba el campo y había elegido cursar su carrera en la Escuela Agraria Santa Bernardina en Durazno. Era una persona muy sensible, y su debilidad era su madre, con quien compartía un vínculo muy especial.

Enrique Platero